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Llega el verano, y con él, el cambio en nuestras costumbres indumentarias, que comienzan a relajarse. El criterio que prevalece es, ante todo, la comodidad y la frescura.
Por eso, llevamos camisetas de tirantes, pantalones cortos, y en muchos casos, zapatillas sin calcetines, debido a que pensamos que ello ayudará a respirar a nuestros pies. Durante los últimos años, cada vez más famosos (y con ellos, un gran número de ciudadanos que los imitan) como los actores Jude Law o Ryan Goslinghan comenzado a adoptar la costumbre de llevar sus zapatos –generalmente, mocasines– sin calcetines. Sin embargo, los expertos han salido al paso ante este crecimiento exponencial de dicha moda y han alertado que puede tener consecuencias muy dañinas para nuestros pies. En concreto, porque puede llevarnos a sufrir la enfermedad conocida como pie de atleta.
El pie de atleta (o, como también se conoce por su nombre latino, tinea pedis), es una infección causada por un hongo dermatofito, y que por lo general aparece entre los dedos de los pies. Aunque en muchos casos se contagia de manera directa de persona a persona, debido al contacto con superficies húmedas (como duchas o vestuarios), también puede ser adquirido si se mantiene el pie mojado durante mucho tiempo. El pie de atleta, que debe su nombre a la gran prevalencia de la enfermedad entre los deportistas, se caracteriza por la piel agrietada en la extremidad, generalmente en los dedos, su tono rojizo y porque puede extenderse a las plantas de los pies y las uñas, e incluso, a la entrepierna o a las axilas, en caso de que nos frotemos dichas zonas del cuerpo. En algunos casos, el diagnóstico de la enfermedad es complejo porque sus síntomas pueden ser confundidos con los de otras dolencias como la psoriasis interdigital.
La razón por la que no llevar zapatos puede resultar tan dañino para el pie es porque no portar calcetines hace que la extremidad esté en contacto con el cuero del zapato, por lo que la sudoración es mayor y el pie tarda más tiempo en secarse, algo que hace que las probabilidades de que aparezca la bacteria aumenten sensiblemente. El sudor que traspasa al zapato o a las plantillas puede tardar hasta dos días en secarse, lo que lo convierte en terreno abonado para la aparición del tinea pedis, que se desarrolla con rapidez en ambientes oscuros, húmedos y cálidos. Además, no llevar calcetines puede ocasionar mal olor de pies.
Qué deberíamos hacer
Las estadísticas dan la razón a los que consideran que se trata de una moda en aumento y, en algunos casos, perniciosa. El farmacéutico Omar El-Gohary explicaba en The Daily Mail cómo cada vez estaba recibiendo más peticiones por parte de los pacientes para saber qué hacer con el mal olor de pies y el pie de atleta. Un aumento que suele producirse cada temporada estival, pero que este año ha aumentado de manera significativa. Las ventas de desodorantes para pies han crecido cuantiosamente desde el año 2012. En concreto, los productos de higiene se están vendiendo este año un 11% más que en el pasado, según reporta la farmacéutica Chemist Direct. Sin embargo, tenemos en nuestra mano llevar a cabo ciertos comportamientos que pueden alejarnos de sufrir este problema.
Los expertos recomiendan llevar los calcetines adecuados para evitar esta situación. Los pies son una de las partes del cuerpo que más sudan, puesto que en proporción tienen más glándulas sudoríparas que ninguna otra parte del cuerpo (alrededor de 250.000), lo que contribuye a que suden aun cuando no estemos haciendo ejercicio. Por esa razón, debemos cuidar las prendas con los que los rodeamos. De entre todos los tejidos recomendados para evitar el pie de atleta se encuentran la lana y la seda, o en su lugar, calcetines acrílicos. Por el contrario, el algodón puede acercar la bacteria a la piel, lo que contribuye a la aparición de ampollas. Por eso, la Sociedad Británica de Podólogos propone en una guía evitar los calcetines compuestos al 100% de algodón.
Por supuesto, una buena higiene también es esencial: debemos cambiarnos a diario de calcetines, así como asegurarnos de que los pies quedan completamente secos después de ducharnos o bañarnos, especialmente entre los dedos. También puede ayudar cambiarse de calzado con frecuencia y evitar llevar los mismos zapatos durante largos períodos de tiempo. Otros de los consejos que se han proporcionado para evitar el pie de atleta es evitar caminar descalzo y usar sandalias en el caso de que vayamos a acudir a un vestuario o una piscina; utilizar polvos de talco para la planta de los pies y calzado ventilado.
Curiosamente, una de las organizaciones que más tiempo ha dedicado a investigar sobre la manera de evitar este tipo de infecciones ha sido el ejército americano: ya en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, el Departamento de Guerra publicó una circular con la que se intentaba poner remedio a la prevalencia de la enfermedad ente los soldados americanos. Sus recomendaciones estaban claras: los pies deben estar secos, limpios y aireados.

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