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El Observatorio Austral Europeo (ESO) anunció el descubrimiento de un agujero negro en el que parte del polvo circundante es repelido en forma de vientos fríos, lo que pone en jaque las actuales teorías y revela cómo estas regiones evolucionan e interactúan con su entorno.

Con la ayuda del telescopio VLT de ESO, situado en el desierto de Atacama (Chile), un equipo de científicos pudo observar que el polvo que rodea al gigantesco agujero negro del centro de una galaxia activa no se encuentra sólo en esa zona circundante parecida a un rosco (llamada torus o toro) como era de esperar, sino que parte del mismo es repelido y se encuentra encima y debajo.
A lo largo de los últimos veinte años, los astrónomos de ESO han descubierto que casi todas las galaxias tienen un enorme agujero negro en su centro, algunos de los cuales crecen atrayendo materia de su entorno y crean, durante el proceso, el objeto más energético del universo: los núcleos de galaxias activos (AGN).
Las regiones interiores de estas brillantes zonas están rodeadas por un anillo en forma de rosco compuesto de polvo cósmico arrastrado del espacio circundante, algo similar a lo que ocurre cuando el agua forma un pequeño remolino alrededor del desagüe de un lavabo.
Hasta ahora, los científicos creían que la mayor parte de la fuerte radiación infrarroja que provenía de los AGN se originaba en esos roscos.
Tal y como explica el autor principal del artículo que presenta estos nuevos resultados, Sebastian Hönig, se trata de la primera vez que se han podido combinar observaciones detalladas en el infrarrojo medio del polvo frío que rodea a un AGN, con observaciones de casi la misma precisión del polvo muy caliente.
El polvo recientemente descubierto forma una corriente de viento frío que sale del agujero negro y que, suponen, debe jugar un importante papel en la compleja relación existente entre el agujero negro y su entorno.
El agujero negro satisface su insaciable apetito alimentándose del material circundante, pero la intensa radiación que produce este proceso también parece estar expulsando material, aunque no está muy clara la forma en que estos dos procesos se alían para permitir que los agujeros negros supermasivos crezcan y evolucionen en el interior de las galaxias.
El siguiente paso, dijo Hönig, es la puesta en funcionamiento de MATISSE, un instrumento de segunda generación que permitirá combinar los Telescopios Unitarios del VLT de una sola vez y observar simultáneamente en el infrarrojo cercano y el infrarrojo medio proporcionando datos mucho más detallados.
EFE

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