Toma nota de las cosas a las que posiblemente no les da la importancia que merecen, y comienza a dárselas y a aprovecharlas al máximo.
Tiempo. La vida pasa rápido, los momentos se vuelven recuerdos en segundos. Recuerda que hay pocas cosas, como el tiempo, que nunca vas a recuperar. Deja de posponer tus planes, metas y sueños.
Peros. Lo primero que tienes que saber es que eres capaz de hacer lo que te propongas porque tienes talento y los medios para lograrlo. Deja de poner “peros” sólo porque tienes miedo al fracaso. Nunca vas a conseguir nada si no te atreves a dar el salto.
Esperar. Tú sabes lo que quieres, el problema es que a veces no te atreves a hacerlo y esperas que llegue alguien que “ilumine” tu vida y te diga que hacer. Nada más equivocado, la única persona que va salvarte eres tú misma.
Responsabilidad. Ya tomaste las riendas de tu vida y sabes que en el camino cometiste (y seguirás cometiendo) muchos errores. Aprende hacerte cargo de tus actos siempre. No es fácil, pero es necesario.
Trabajo. Trata de durar en el trabajo al menos 2 o 3 años. A ninguna empresa le agrada la idea de contratar a alguien que no dura más de tres meses en un lugar. Además mientras más tiempo pases en un puesto, más son los conocimientos que adquieres.
Ejemplos a seguir. Todos necesitamos tener una guía, alguien a quién admirar, respetar y tratar de igualar. Busca a una (o más) persona y tómala como ejemplo, alguien de la cual te sientas y orgullosa.
Leer. Así como lees con una puntualidad casi religiosa el Facebook o el Twitter, así igual debes acostumbrarte al hábito de la lectura (de verdad). Busca un libro que te ayude a incrementar tus conocimientos y a ayudar a tu imaginación a volar.
Reputación. A veces nos gusta tomar atajos para hacer las cosas que queremos ya, pero ¿qué tan benéfico es eso? En ocasiones por lograr lo que queremos hacemos cosas de las que no nos sentimos muy orgullosas, sino te sientes bien ¡no lo hagas! porque definitivamente no vale la pena.
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