CIUDAD DEL VATICANO — El Vaticano adoptó políticas que permitieron a sacerdotes violar y acosar a miles de niños, denunció el miércoles un comité de derechos humanos de la ONU, que también llamó a la Santa Sede a abrir sus archivos de pedófilos y los obispos que ocultaron sus crímenes.
El Vaticano respondió en un comunicado que deplora lo que considera el intento del comité de las Naciones Unidas de interferir con su magisterio sobre el aborto y la anticoncepción.
En un devastador informe, el comité criticó severamente al Vaticano por sus actitudes hacia la homosexualidad, la planificación familiar y el aborto, y pidió que se revisen sus políticas para asegurar que se protejan los derechos de los niños y su acceso a la salud.
El Vaticano dijo en su comunicado que mantiene su compromiso de defender y proteger los derechos de los niños, pero que deplora el intento del comité de "interferir con el magisterio de la Iglesia Católica sobre la dignidad de la persona humana y con el ejercicio de la libertad religiosa".
La ONU fustigó el "código de silencio" que se adoptó para silenciar a las víctimas y dijo que la Santa Sede "sistemáticamente privilegió la preservación de la reputación de la Iglesia y el presunto ofensor sobre la protección de los niños". Pidió a la jerarquía católica que compense a las víctimas y llame a rendir cuentas no sólo a quienes abusaron sino también a quienes encubrieron los crímenes.
"El comité está sumamente preocupado de que la Santa Sede no ha reconocido el alcance de los crímenes cometidos, no ha tomado las medidas necesarias para atender los casos de violaciones contra niños y proteger a los menores, y ha adoptado políticas y prácticas que llevaron a la continuación del abuso y la impunidad de quienes lo perpetraron", dice el informe.
Pidió que la comisión para investigar los abusos que el papa Francisco anunció en diciembre realice una indagatoria independiente de todos los casos de abuso cometidos por sacerdotes y de la forma en que la Iglesia respondió, también llamó al Vaticano a establecer reglas claras para reportar esos casos en forma obligatoria ante la policía e impulsar leyes que permitan a las víctimas reportar crímenes aún después de que haya expirado el plazo para denunciar esos hechos.
Ningún obispo ha sido sancionado por proteger a sacerdotes que cometieron violaciones y no fue sino hasta 2010 cuando la Iglesia les ordenó reportar a éstos ante la policía en los sitios donde la ley lo requiere. Autoridades del Vaticano han reconocido que la responsabilidad de los obispos sigue siendo un problema y han sugerido que estos podría cambiar bajo el mando del papa Francisco.
El comité emitió sus recomendaciones tras someter a un enviado del Vaticano a un interrogatorio que duró un día entero el mes pasado en el marco de la revisión a la forma en que la Santa Sede cumple con lo establecido en la Convención sobre los Derechos de los Niños de la ONU, el tratado que protege las garantías de los menores.
Austen Ivereigh, coordinador de Voces católicas, un grupo de apoyo religioso, dijo que el informe era una "muestra estremecedora de ignorancia y elevada parcialidad".
Dijo que el reporte no reconoce el progreso que se ha hecho en años recientes y que en muchos sitios la Iglesia es considerada líder en protección a los menores. También dijo que el comité no distinguió entre las responsabilidades y jurisdicción de la Santa Sede y las iglesias locales.
Las recomendaciones del comité no son de cumplimiento obligatorio y no hay mecanismo para garantizar su aplicación. De hecho, la ONU pidió al Vaticano ponerlas en práctica e informar de ello en 2017. La Santa Sede tuvo un retraso de 14 años en entregar sus informes más recientes.
Aunque la atención se concentró en las violaciones a niños, las recomendaciones del comité fueron más allá y abordaron la discriminación hacia los niños y sus derechos de acceso a la salud. Al hacer recomendaciones específicas para revisar las políticas del Vaticano sobre el aborto y la planificación familiar el comité se adentró en las enseñanzas de la iglesia.
Es muy posible que esas recomendaciones sean desestimadas por el Vaticano, que históricamente se ha confrontado con Naciones Unidas en temas como la salud reproductiva.
"En unos casos (el informe) trata de cambiar las enseñanzas de la Iglesia y dicta cómo interpretar las Escrituras, lo que seguramente va más allá de la jurisdicción de la ONU y contradice las leyes internacionales sobre libertad religiosa", agregó Ivereigh.
Nicole Winfield / The Associated Press
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