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Unas 7,500 aves, algunas de ellas de especies en peligro de extinción, murieron en un lapso de pocas horas la semana pasada en Canadá cuando sobrevolaban una planta de gas natural licuado propiedad de la compañía española Repsol y de la canadiense Irving Oil, dijeron ayer medios de información canadienses.

El incidente se produjo en la planta Canaport, situada en la localidad de Saint John, en la provincia de Nueva Brunswick, cuando miles de aves migratorias fueron incineradas por una llamarada procedente de la instalación.
El encargado medioambiental de la planta, Fraser Forsythe, confirmó a la televisión pública canadiense CBC la muerte de las aves entre la noche del viernes y la madrugada del sábado.
Al parecer las aves fueron atraídas por el calor y la luz de la llama procedente de la torre de escape de la planta de Canaport, que tiene una altura de 30 metros.
Las llamaradas son producto del sistema para mantener la presión en la planta mediante el quemado de cantidades excedentes de gas natural.
La planta Canaport de Saint John, que es una terminal de regasificación y recepción de gas natural licuado, es propiedad en un 75% de la empresa española Repsol y en un 25% de la canadiense Irving Oil.
Esta planta es la primera terminal de gas natural licuado de Canadá y envía sus productos al resto de Canadá y Estados Unidos.
La terminal de Saint John recibe gas natural licuado de barcos y la planta devuelve al producto su forma gaseosa, un proceso llamado regasificación.
El gas natural es distribuido por gasoductos a mercados en Canadá y Estados Unidos.
EFE

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