La Boquilla, un corregimiento del Caribe colombiano poblado de pescadores y artesanos, ha sido durante años foco de pobreza y falta de oportunidades en la contradictoria Cartagena de Indias, ciudad turística y de lujos sólo para unos pocos.
Hoy, en ese lugar, niños y jóvenes son capaces de desarrollar páginas web y aplicaciones para dispositivos móviles; de formular proyectos piloto de telediagnóstico y telemedicina, y algunos ya sueñan con ser periodistas multimedia.
Ello es resultado del programa “Cartagena crece innovando”, que ha permitido que muchos de los 16.500 pobladores de La Boquilla sean protagonistas de una transformación productiva gracias a la apropiación de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
John Jairo Castillo Vega es un joven boquillero de 14 años y beneficiario del programa, patrocinado por el Centro de Investigación de las Telecomunicaciones (Cintel) y la Fundación Proboquilla.
“Lo que más me gusta es trabajar con los programas de edición, de vídeo, imágenes y también de animación”, explicó a Colombia.inn este joven, quien cursa décimo grado en la Institución Educativa Técnica de La Boquilla (Ineteb) y se proyecta como diseñador gráfico y animador. Está convencido de que si no hubiera recibido esa capacitación ni siquiera se “hubiera interesado en ser profesional”.
John Jairo elabora vídeos sobre su comunidad, convencido de que así se mejora el conocimiento y la difusión de problemáticas entre sus vecinos, familiares y amigos a través de una web (www.miboquilla.com).
“Ahí se montan las imágenes y hacemos que las personas vean la página y vean qué programas está realizando Proboquilla”, detalló.
Como él, otros 33 jóvenes entre 9 y 16 años aprenden cada sábado el manejo de aplicaciones para móviles, diseño de páginas web, animación y herramientas de informática básica.
Desde 2005, se acumulan 8.500 beneficiarios de este programa, quienes ahora están en condiciones de formular proyectos productivos en campos como la prevención y promoción de la salud, pilotos en telemedicina y telediagnóstico, y prácticas de periodismo digital.
El grupo “Reporteritos”, conformado por 18 niños de La Boquilla y otros 14 de la vecina vereda de Puerto Rey, muestran a través de fotografías, entrevistas y vídeos la realidad de sus comunidades.
Christian Camilo Gutiérrez, de 17 años, participa en este grupo desde 2009: “He aprendido a manejar un computador, a conocer más de las tecnologías de la comunicación, aprendí a redactar y a hacer noticias, a manejar una cámara web, a hacer un vídeo, una crónica”, relató también a Colombia.inn.
Este joven ya adelanta los trámites para ser aceptado en la Universidad de Cartagena y estudiar Comunicación Social.
Christian, como sus compañeros, no tiene ordenador en su hogar, pero, gracias a los donantes de “Cartagena crece innovando”, hoy hay 240 puntos de conexión en La Boquilla y las veredas Manzanillo del Mar, Tierra Baja, Puerto Rey y Zapatero, lugares donde nunca antes había llegado la tecnología y la conectividad por banda ancha.
El programa Proboquilla se puso en marcha en el seno de una sociedad donde afloran las redes de delincuencia y escasean las oportunidades.
En Cartagena, la tasa de desempleo ronda el 10 %, la deserción escolar en jóvenes adultos es del 13 % y el analfabetismo entre mayores de 15 años alcanza el 5,5 %, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
En ese contexto, este programa de TIC ha tenido un gran impacto que se refleja en la disminución de la deserción escolar y en los índices de alfabetización digital, según sus promotores.
“Hoy por hoy el proyecto de uso de tecnología es el soporte transversal de nuestros tres ejes programáticos, como son salud, educación y desarrollo empresarial”, destacó a Colombia.inn el director ejecutivo de Proboquilla, Eustorgio Carrasquilla.
El directivo mencionó entre los logros alcanzados la mejora en la calidad de vida de los habitantes de esta zona, al haber podido suplir “necesidades básicas no satisfechas utilizando la tecnología”.
Además, la dependencia económica de un sólo miembro de la familia se ha reducido en un 18 %, lo que ayuda a responder con las obligaciones del hogar.
El director ejecutivo de Cintel, Manuel Martínez Niño, aseguró que esos niños y jóvenes, antes de involucrarse al proyecto, pensaban que su futuro era el mismo que el de su padre: “salir temprano, pescar y vender el producto de la pesca”.
EFE
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