China se prepara para las guerras del futuro. El Ejército Popular de Liberación (EPL) llevará a cabo el mes que viene unas maniobras militares en las que ensayará “nuevos tipos de fuerzas de combate, incluidas unidades que utilizan tecnología digital”, según ha informado este miércoles la agencia oficial Xinhua.
El ejercicio tendrá lugar a finales de junio en la base de Zhurihe, -el mayor campo de entrenamiento militar del país, situado en la región autónoma de Mongolia Interior-, según ha anunciado el Estado Mayor. El objetivo es “amoldarse a la guerra con tecnologías de la información”.
“Será la primera vez que unas maniobras del EPL se focalizan en las fuerzas de combate con unidades digitales, fuerzas de operaciones especiales, aviación militar y fuerzas de respuesta electrónica”, según ha dicho el Ejército, señala la agencia.
El anuncio se produce en un momento de creciente preocupación en Estados Unidos y otros países por los ciberataques procedentes de China; un tema que el presidente Barack Obama tiene previsto abordar durante el encuentro que mantendrá la semana que viene con su homólogo chino, Xi Jinping, en California.
El Pentágono ha puesto de manifiesto su preocupación sobre las incursiones informáticas procedentes del país asiático en un informe al Congreso este mes. En él, acusa a Pekín de utilizar el ciberespionaje para modernizar su ejército, y afirma que el Gobierno de Estados Unidos ha sido objeto de pirateo que parece estar ligado “directamente al Gobierno y los militares de China”.
Sin embargo, el portavoz del Pentágono George Little y otros funcionarios del Departamento de Defensa han quitado importancia y han calificado como obsoleta y exagerada una información publicada el martes por el Washington Post, que asegura que ciberpiratas chinos lograron acceder a los diseños de más de 20 importantes sistemas de armas de Estados Unidos. El diario cita un informe confidencial del Comité de Ciencias de la Defensa (DSB, en sus siglas en inglés), un reconocido grupo formado por expertos civiles y gubernamentales. El comité no señala a China como autora del robo de los diseños, pero sí lo hacen funcionarios del Ejército y cargos de la industria del armamento con conocimiento de las infiltraciones.
A pesar de que Washington acusa a Pekín de espionaje militar y está preocupado por la postura cada vez más enérgica del país asiático en la región Asia-Pacífico, los militares de las dos potencias no han dejado de estrechar lazos en los dos últimos años. El acercamiento está destinado a disminuir los riesgos de un posible conflicto entre las dos potencias nucleares, incrementar el conocimiento mutuo y colaborar en temas no controvertidos como la prevención de desastres y el control de enfermedades.
Pero la desconfianza mutua permanece en temas como el ciberespionaje, la posibilidad de una carrera de armas en el espacio, el apoyo de Estados Unidos a Taiwán y el recelo chino a la estrategia de Obama de bascular la atención hacia Asia e incrementar la presencia militar en el Pacífico.
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