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Los disturbios encienden Egipto en el segundo aniversario de la revolución


Los disturbios han ocurrido tras las revueltas contra el Gobierno islamista y por la condena a 21 acusados por la matanza en el estadio de Port Said en 2012

Egipto quedó este sábado en llamas, en el contexto del segundo aniversario de la revolución que depuso a Hosni Mubarak e instauró una democracia que, ante el embiste de la oposición y los disturbios en diversas ciudades, se encuentra en uno de los momentos más
frágiles de su joven historia. El Ejército salió a la calle, en Port Said y en Suez, las bocas septentrional y meridional del canal de Suez, mientras la cifra de muertos por los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad llegaba a los 40. El Gobierno de Mohamed Morsi convocó una reunión de emergencia del Consejo Nacional de Seguridad, que condenó la violencia y amenazó con declarar el estado de emergencia si la oposición no pone fin a los disturbios.
Cuando el país vivía horas convulsas por los enfrentamientos entre la oposición y los partidarios del presidente y sus reformas de tipo islámico, un juzgado de El Cairo anunció la condena a pena de muerte de 21 hinchas del club de fútbol Al Masry, por los disturbios de febrero del año pasado en el estadio de Port Said, en el que murieron 74 personas, en su gran mayoría hinchas de un equipo visitante, Al Ahly, de El Cairo. La corte decidió aplazar hasta el próximo 9 de marzo la sentencia para los 52 acusados restantes, puesto que la fiscalía presentó durante los últimos días nuevas pruebas que deben aún ser estudiadas en detalle por parte del tribunal.
En Port Said, la lectura del veredicto desató la histeria entre los familiares de los acusados y los fanáticos de Al Masry. Centenares de personas se dirigieron al centro de detención de la ciudad, donde se encuentran 15 de los condenados a muerte. Los otros seis han sido declarados fugitivos. En el asalto a la cárcel emplearon armas de fuego. Murieron al menos 31 personas, entre ellas dos agentes de policía. Por la mañana, los vehículos acorazados de las fuerzas armadas egipcias tomaron las calles de Port Said, y formaron un perímetro de seguridad en torno al centro de detención, para intentar contener los graves disturbios.
El viernes, la oposición había tomado las calles para protestar por lo que considera una deriva islamista del Gobierno de Morsi, que ganó las elecciones en junio del año pasado, después de haber militado en la rama egipcia de los Hermanos Musulmanes. Desde entonces, el presidente se ha enfrentado a varios reveses, el más importante el de tener que renunciar en diciembre a un decreto que le hubiera conferido temporalmente poderes casi absolutos y le hubiera permitido sortear los vetos del poder judicial. Posteriormente logró aprobar en las urnas una constitución que establece que la ley islámica es la fuente principal de las normas que se deban aprobar en el Estado. La participación en ese referéndum fue sólo del 32,9%.
Para abordar la crisis, Morsi presidió este sábado una reunión de emergencia del Consejo Nacional de Seguridad, a la que asistieron varios ministros, entre ellos el de Defensa, Abdul Fattah al-Sisi. En cambio, no estuvo el primer ministro, Hisham Kandil, que se encontraba en Davos, y decidió volver de inmediato a El Cairo. El titular de Información, Salah Abdel Maqsud, leyó un comunicado al término de la reunión del Consejo, en el que tiene representación la cúpula militar, y anunció que podría decretarse "el toque de queda o el estado de emergencia en los sitios en los que haya altercados”.
Las revueltas antigubernamentales se cobraron entre el viernes y el sábado al menos nueve vidas, la mayoría de ellas en Suez. La oposición laica, aunada en el llamado Frente de Salvación Nacional, mostró su fuerza en las calles y puso sus miras en la siguiente batalla, la de las elecciones parlamentarias que se celebrarán en abril. El Frente avanzó en un comunicado emitido este sábado que boicoteará los comicios si Morsi no cede, anula la constitución aprobada en diciembre y forma un Gobierno de unidad nacional.
El Gobierno de Morsi ha defendido que tener una carta magna es crucial para mantener la seguridad y la estabilidad de un país que vive una débil situación económica. La libra egipcia está en caída libre, y en diciembre marcó su mínimo histórico de cambio con respecto al dólar. El Fondo Monetario Internacional ha condicionado la concesión de un paquete de ayudas de 3,5 millones de euros a que el Gobierno acabe con una serie de subsidios públicos a los alimentos básicos y el fuel, de los que depende gran parte de la población, un 40% de la cual vive por debajo del nivel de la pobreza.
Los mayores disturbios se produjeron viernes y sábado en tres ciudades -Port Said, Ismailia y Suez- que son puntos vitales en la arteria comercial que es el Canal de Suez, por el que transcurren cada año más de17.000 barcos. Aunque el tráfico en ese paso estratégico no se vio afectado, en el puerto comercial de Port Said, el punto más septentrional del Canal, se cerraron diversos puntos de trabajo debido a los disturbios. El Canal es una vía crucial de transporte internacional, y una fuente estable de financiación para Egipto. Cada mes le reporta a las arcas públicas de ese país unos 320 millones de euros.
El Ejército anunció ayer que intensificó las medidas de control del Canal, para garantizar la navegación en él. "Esta decisión tiene como objetivo responder a cualquier emergencia y hacer frente a cualquier acto que pueda poner en peligro la navegación en el Canal", dijo una fuente de las fuerzas armadas a la agencia oficial de noticias MENA.

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