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l sacrificio de la jirafa Marius en el zoológico de Copenhague por razones genéticas encendió de nuevo esta discusión.

 Aunque las colecciones de animales datan de milenios, cuando emperadores y reyes los tenían para su propio entretenimiento, fue en Viena, Austria, cuando se inauguró el primer zoológico en 1752. Desde entonces se ha convertido en un lugar habitual en las grandes urbes.
“La razón original de los jardines zoológicos se mantiene hoy día: Que las personas puedan apreciar animales que que no pueden ver todos los días”, le dijo a la BBC David Williams Mitchell, vocero de la Asociación de Zoológicos y Acuarios de Europa (EAZA, por su siglas en ingles).
Sin embargo, para Williams la principal razón para la existencia de los zoológicos es que son lugares para la conservación de las especies, muchas en peligro de extinción, que necesitan de lugares estratégicos para el estudio científico o la recolección de fondos para el financiamiento de los proyectos.
“No solo es para la exhibición de animales, son centros de investigación, que a su vez, por ejemplo, prestan personal experimentado a parques de vida salvaje en el mundo para brindar su apoyo, pero que sin el soporte logístico de un zoológico sería bastante difícil”, señaló.
Además aclaró que los zoológicos afiliados a EAZA, por ejemplo, deben cumplir con unos estándares muy altos de calidad en la atención de los animales en cautiverio.
“Tienen que cumplir con muchos requerimientos en seguridad, salud, bienestar, nutrición, además que deben servir para el mejoramiento de las especies, no para que sufran cuando están en cautiverio”, explicó.
No deben ser circos
Pero uno de los argumentos que se imponen para que no existan más zoológicos es que los animales no se encuentran en su hábitat, lo que va en contra de su naturaleza.
“Es imposible reproducir el entorno de animales como el león, el tigre o los lobos, por hablar de los más conocidos. Ellos necesitan un territorio amplio, con ríos, con vegetación. Y eso no ocurre en ningún zoológico del mundo”, le dijo a BBC Mundo el veterinario Bernardo Luque Cuello.
Luque Cuello recuerda que cuando fue veterinario en un zoológico en Girola, España, le tocó estar a cargo de 60 especies distintas de animales, en cautiverio y cada una con necesidades distintas para atender. Y todas ellas expuestas al público sin ningún fin científico.
“Una vez me tocó atender la muerte de un león marino que se había tragado una bolsa de papitas fritas. Es que en este tipo de lugares la exposición al ser humano es imposible de controlar y solo están allí para la diversión del hombre”, dijo.
Pero a pesar de su oposición, Luque Cuello está de acuerdo en que los zoológicos que estudian seriamente los temas de conservación de especies en vía de extinción deberían permanecer por su importancia para el medio ambiente.
“Lo lamentable es que son pocos centros en el mundo que cumplen con esa característica, la mayoría deberían cerrarse para evitar más daño la vida de estos animales que permanecen en cautiverio”, concluyó.
Fuente: BBC

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